viernes, 2 de octubre de 2009

PREJUICIOS E IGNORANCIAS

Prejuicio significa “previo al juicio”. Es un atajo mental que el ser humano toma con el fin de evitar todo tipo de razonamiento complejo, aún a sabiendas de equivocarse.

La ignorancia es la madre de todos los prejuicios. Ignorancia no es lo mismo que desconocimiento. Ignorancia es lo mismo que 'no querer conocer'. Ignorancia es acomodarse en los prejuicios.

Un prejuicio es, por ejemplo, decir que Bulgaria es un país tan pobre que las calles no están ni siquiera asfaltadas. No culparé a ningún compatriota de haber pensado esto alguna vez: pero sí os diré que la pregunta ¿están en tu país las calles asfaltadas? me la hizo una vez un inglés (sí, yo pensé lo mismo: ¡hijo de la gran... Bretaña!).

Ignorancia es, por ejemplo, pensar en Bulgaria sólo como país de Europa del Este. ¡Con lo grande que es el Este! Ignorancia es no querer saber que Bulgaria está en en Sur: tan al sur como España.

Prejuicio es oír hablar de Los Balcanes y pensar directamente en los países que participaron en la guerra que llevó su nombre. Ignorancia es no querer saber que Bulgaria es tan balcánica como Serbia y Croacia.

El otro día probé al fin el famoso yogur de los Balcanes. Sí; porque el yogur de los Balcanes es famoso. ¿Tan famoso como el griego? -pensará alguno/a- ¡Claro que sí!: es el mismo. Grecia también está en la Península Balcánica.

Por cierto, si queréis saber mi opinión sobre el yogur, confesaré que no me pareció tan diferente a los yogures naturales sin azúcar del Mercadona... Lo probé mientras pasaba un domingo de 'turisteo' en Bozhentsi: una bonita aldea escondida entre la verde Bulgaria. Bozhentsi es uno de esos lugares tan cargados de encanto que ni el mejor pintor paisajista sería capaz de igualar. No hace falta comprarse la mejor cámara reflex del mercado, ni adquirir la técnica del mismísimo Carlos Pérez-Siquier para hacer una fotografía digna de enmarcar.

Y es que, prejuicio también es aterrizar en Gorna Oryahovitsa y querer describir Bulgaria entera. Ignorante fui yo mismo al pensar que todo el país está plagado de edificios medio abandonados, aceras levantadas y farolas que no funcionan. El paisaje urbano es bien diferente en ciudades vecinas como Veliko Tarnovo o Gabrovo. La primera puede recordar a cualquier ciudad castellana de nuestra piel de toro, como Toledo, Segovia o Ávila. La segunda es una ciudad realmente europea, pero sin modernos tranvías, ni pantallas de plasma por las calles, ni cabinas de teléfono con conexión a Internet. Pero, ¿acaso en España abundan ese tipo de cosas?

Puede que ignorancia también sea no querer echar un vistazo a nuestro país antes de hablar de cualquier otro. Aún recuerdo cuando la mitad de las calles de Santo Domingo (mi barrio) estaban sin asfaltar. No hace falta hacer miles de kilómetros y ni siquiera pasear por barrios marginales para comprobar como parques y plazas de nuestras España querida se pudren entre el abandono. Si “decadente” es igual a un montón de edificios que, en treinta años, no se les ha pasado ni una sola mano de pintura, ¿son entonces decadentes ciudades como Málaga o Sevilla?

Ahora me sorprende menos la pregunta que me hizo aquél inglés. Aunque mi sangre no deja de hervir cuando recuerdo otra pregunta foránea; fue la de un alemán que, convencido, me dijo: ¿es verdad que en España todas las mujeres van con una flor en la oreja?

No señor. Todas las españolas no visten como Lola Flores, ni todos los españoles vamos detrás de ellas a ritmo de palmas y pandereta repitiendo constantemente esa puta coletilla que tanto nos afama: “ole, ole, ole”. Los búlgaros y las búlgaras, por su parte, tampoco se caracterizan por viajar en vetustos carruajes tirados por un burro, surcando los arcenes de las estropeadas carreteras del país.

Aunque, por otro lado, mentiría si dijera que en Bulgaria es difícil ver coches de los años ochenta e incluso setenta, cual Paseo del Malecón en La Habana. Y si no tienes coche, y te quieres ahorrar el lento (aunque baratísimo) transporte público búlgaro, siempre puedes hacer autostop. El autostop es una práctica bastante habitual en los países del Este... una práctica tercermundista quizá piensen algunos. Sin embargo, pese a mis escasos 27, recuerdo perfectamente que, en los años que viví en el Pirineo aragonés, la gente se movía por los pueblos de la zona a base de autostop. Es una costumbre que se ha ido abandonando paulatinamente en España -aunque quizá hubo un antes y un después tras el caso de las niñas de Alcasser en 1992-. El tema es que, hoy día, los transehuntes no hace autostop por miedo a subirse en el coche del mismísimo asesino de la baraja. Por su parte, los conductores españoles jamás pararían ante la señal de una 'autostopista' vaya que se trate de la niña de la curva que vieron en domingo pasado en el programa de Íker Jiménez.

Estas son las cosas que ocurren en España. Un país donde customizar la ropa ochentera de nuestros padres, es moderno. Mientras, en Bulgaria, mantener el mismo coche que hace 25 años, es decadente.

3 comentarios:

  1. Buah, si ha vuelto hasta la moda del teléfono ¿móvil? a lo "Wall Street", seguro que, de pronto, un día vuelve el ir en el 124. ¡Molaría!

    Respecto a los prejuicios. Es verdad que se tira mucho de tópicos, que son una forma de prejuiciar. Es como me decía un ex-compañero de piso y amigo mío colombiano. Me decía que la gente piensa que cuando llega a Colombia está la guerrilla y los narcos ahí esperándole a uno para meterle tiros. Y no es así. De hecho, es uno de los países (a pesar de los problemas que siguen arrastrando) que más ha progresado en Suramérica. Y es relativamente seguro. Y es que los prejuicios causan muchos perjuicios.

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  2. Acertada disertación sobre los prejuicios, Jose.
    Hace un momento estábamos comentando con el charcutero la elección de Rio para los Juegos y todo lo que los brasileños tienen que "arreglar" con el tema de favelas, delincuencia y demás y mientras yo mismo daba la razón estaba pensando en la de poblados que nos enseña callejeros cada viernes.

    Y es que la imagen exterior que venden las televisiones (ainss) casi nunca son fiel reflejo de casi nada.

    Por cierto. En mi época de chavea, allá por eso que cuentas de las niñas de Alcasser, solía moverme con tremenda facilidad, en época estival a cualquier hora, por la ruta Almerimar, Balerma y Balanegra. Siempre me decia que cuando tuviese coche sería un simpatico chofer como los que a mi me llevaban. JAMAS he visto un autostopista!!

    Sigue con el blog!!

    Juan.

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  3. Me meo contigo! un besazo y ole ole ole! xD

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