El catalán (català) no sólo es la lengua oficial de Cataluña, sino que cuenta con una serie de “hermanos mellizos” repartidos por una buena parte del Mediterráneo Occidental. Hacia el sur, el catalán se muta en valenciano (valencià) y es hablado hasta en la comarca murciana de El Carche. Al oeste, el catalán vuelve a sobrepasar las fronteras de la tierra que le da nombre para estar presente en varias zonas de Aragón (La Litera y Matarraña, principalmente). Y al norte, las regiones francesas de El Rosellón y La Cerdaña cuentan también con un importante número de catalanoparlantes. Las otras variedades dialectales del catalán se encuentran en las islas: en Baleares y en Cerdeña (Italia).
Así, se calcula que los hablantes del catalán ascienden a cerca de ocho millones, situando esta lengua en la séptima u octava más hablada de la Europa de los 27... De los 27 países, puesto que, hoy día, los idiomas oficiales de la Unión Europea son 23. Pese a las presiones que se están haciendo desde España, la lengua catalana todavía no es reconocida como oficial. Sin embargo, el gobierno ha firmado ciertos acuerdos con las autoridades europeas competentes para que los ciudadanos de habla catalana -así como euskera y gallega- tengan el derecho de comunicarse -y ser comunicados- en sus respectivas lenguas.
En general, el poder de la lengua catalana es evidente. Así que jamás entenderé porqué las instituciones de Cataluña tienen miedo a una posible desaparición... Tanto que han llegado a fijar leyes que, más que promover el habla de esta lengua, obligan a los ciudadanos a usarla bajo importantes multas... ¿es esto una democracia? En fin, politiqueos a parte, en las siguientes líneas hablaré de cómo un españolito del sur tuvo que viajar 3500 kilómetros para darse cuenta de la fuerza del catalán.
En realidad, en mi primer contacto con el catalán en Bulgaria me di cuenta de que conocido, conocido, no es... El on-arrival training (el encuentro de formación de voluntarios a la llegada) se celebró a principios de diciembre en el Hotel Silver Star de Sofia. Un lujoso alojamiento en un área residencial-comercial de la capital búlgara. Como buen hotel de cinco estrellas, el televisor de plasma contaba con numerosos canales internacionales. Cual es mi sorpresa cuando compruebo que el único canal de televisión español es la TV3 de Cataluña. Cuando se lo comento a Martin -el sueco, que durante estos trainings no ha dejado de ser mi roommate- me dice "pero... ¿no lo entiendes?". Y le digo: "no, está en catalán". A lo que él, incrédulo, me contesta: "¿pero no eres capaz de entenderlo? ¿tan cerrado es ese dialecto?". Acto seguido, le traté de explicar las diferencias entre dialecto e idioma, así como añadí que en algunas de las distintas regiones de España se habla más de una lengua a parte del castellano. El gesto en el rostro de Martin parecía desbordarse...
¿Tan sorprendente es que en un país que han ocupado desde la Corona de Aragón hasta el Reino de Castilla pasando por los musulmanes de Al-Andalus se hable más de un idioma? Y vamos... por lo menos el catalán es eso: un idioma. Que se vaya a Italia y compruebe como los dialectos pasan la barrera de su propia definición para quedarse a medio camino entre un mero acento y una lengua completamente diferente... Ya me explicó Diego, un voluntario veronés, las grandes diferencias entre el italiano de Verona, de Roma o de Florencia. Precisamente, Italia es otro país experto en variedades lingüísticas: el sardo, el siciliano y el napolitano son algunos de los idiomas co-oficiales reconocidos en la península itálica (todos ellos con la huella del Reino de Aragón).
Dentro de poco hay un encuentro de poesía en Veliko Tarnovo. No sé muy bien exactamente de qué va, ya que mi nivel de búlgaro sólo me permitió entender que se leerían poemas en búlgaro, alemán y español. Así, Vassil, el supervisor del grupo de teatro, me dió tres textos a elegir para que leyera uno... Efectivamente: los tres estaban en catalán. Elegantemente le dije que este no es mi idioma: que se habla dentro de España, sí, pero que yo soy del sur y no lo hablo. Vassil, al contrario que Martin, lo entendió perfectamente demostrando saber de la existencia de una serie de idiomas, digamos regionales, en el conjunto de España. No obstante, me pidió que, pese a no ser mi lengua materna, sea yo el encargado de leerlo puesto que lo haría mejor que cualquier búlgaro. Y acepté. Por cierto, каталунски (catalunski) es catalán en búlgaro.
Finalmente me quedé con un poema muy mediterráneo: La Balanguera, de Joan Alcover. Más tarde me enteré de que se trata del himno oficial de la isla de Mallorca y descubrí esta versión cantada por Maria del Mar Bonet:
Hay dos momentos por los cuales acabé ratificando el poder del idioma catalán. Ambos sucedieron en mi actividad del jueves por la mañana: el centro diario de personas con discapacidades mentales.
Una de las irregularidades que, a mi modesto entender, veo en dicho lugar es que a los chavales y a los no tan chavales del centro les tienen puesta una televisión en la cual el canal más sintonizado es una especie de MTV búlgaro. En dicho canal, no dejan de salir cantantes de шалга (shalga: el reggaetón de aquí) enseñando silicona... Pero de vez en cuando, hacen uso del mando a distancia, y entre noticiarios y programas de cocina, un día ví Ventdelplá.
No sólo he tenido que desplazarme hasta Bulgaria para enterarme de la existencia de esta teleserie catalana, sino también ha sido aquí donde mis ojos y mis oídos han sido testigos de los peores doblajes que el mundo audiovisual conoce. Por un lado, en Bulgaria las películas no se doblan, se subtitulan. Y eso está bien porque... ¿a que no sabéis qué? Sí: cualquier zagal de 15 años tiene mejor nivel de inglés que las maestras que yo tuve en el colegio. Pero por otro lado, las series sí se doblan. Y doblaje en Bulgaria se define como una serie de voces a destiempo que se superponen sobre el sonido original, el cual se mantiene en un segundo plano... En pocas palabras: en Bulgaria se doblan las series como en España se doblan algunos documentales.
De esta forma, un día, comenzó la serie. Sólo ver la cabecera hizo que algo me resultara cercano: quizá los rostros de los actores, sus ropas, la textura de las imágenes,... o quizá sus nombres: Ramón Mandaula, Marta Marco, Rosa Vila,... Cuando aparece el título, Ventdelplá me quedo con la duda: ¿esta serie es española o no? Comienza el episodio, y no paro de prestarle atención. Por fin, noto algo de "idioma latino" sepultado bajo ese más que cutre doblaje búlgaro. Los coches matrícula de Barcelona y un cartel de la Sala Razzmatazz en la escena del bar me confirman poco después de que se trataba del Arrayán catalán.
Siete Vidas, Un Paso Adelante, Los Serrano,... Y Ventdelplá. La lista de series patrias triunfando en Los Balcanes se amplía con esta producción de la Televisió de Catalunya:
El otro de los dos "momentos catalanes" vividos en el centro de discapacitados ocurrió una o dos semanas después. Una mañana, junto al mencionado televisor, descubro entre juguetes y material didáctico un libro llamado Animals' International Dictionary. Es tan sencillo como la ilustración de un animal, un montón de banderas y, al lado de cada una, una frase que sigue la siguiente estructura "tal animal hace tal sonido", y, a continuación, la expresión onomatopéyica de dicho sonido. Por ejemplo, en el dibujico del caballo, junto a la bandera de España, se puede leer "El caballo relincha: iiiiiiiiii". El resto de banderas son la inglesa, la francesa, la portuguesa, la sueca, la noruega, la búlgara, la serbia, la bosnia,..., y hasta la tunecina. Entre ellas, una vez más, se colaba la de franjas rojas y amarillas representando al idioma protagonista de hoy: el catalán. Y al igual que con Ventdelplá, he tenido que venir hasta Bulgaria para enterarme de que en Cataluña los perros no hacen "guau, guau", sino "bub, bub"...
Luis es otro voluntario europeo más en las bulgarias. Es portugués, y como tal, habla español a la perfección. Sin embargo, ¿cuántos españoles hay hablando portugués a la perfección? Pocos. Muy pocos. Nuestra conciencia con el idioma foráneo sigue siendo bastante cerrada, y en casos como el de un idioma (y un país) tan cercano como el portugués me parece denigrante. Así, desde que conocí a Luis me prometí a mí mismo estudiar y practicar algo de lenguas latinas. El italiano es otro caso similar: el año que lo estudié en la Escuela Oficial de Idiomas ha sido suficiente para defenderme en itagnolo: una fusión del italiano y del español que ya he practicado con algún que otro voluntario de esos lares. A parte del portugués y del italiano, en mi lista de idiomas latinos a aprender están el rumano (sí: el rumano es latino) y el catalán... Esto no es nuevo: siempre he dicho que si viviera en Barcelona (y como profesional del sector audiovisual, Barcelona y Madrid siempre han sido destinos muy posibles) no tendría ningún inconveniente en aprender catalán.
Para concluir, repetiré unas palabras del principio: POLITIQUEOS A PARTE... Tan grave es que algunos catalanes se nieguen a hablar el castellano aún sabiéndolo a la perfección, como que algunos de los demás españoles se nieguen a entender el catalán aún siendo tan fácil. Jo vaig a intentar aprendre'l. Que el saber no ocupa lloc.
Aniversario de la primera gramática española
Hace 13 años
NOTAS Y OLVIDOS: Una vez más, todos los nombres de las personas aparecidas aquí (excepto los de los actores del Ventdelplá) son ficticios.
ResponderEliminarPor otro lado, se me olvidó señalar de que el catalán también es hablado en Andorra. Pese a que se podría decir que el tanto por ciento de la población que lo usa es bajito, el catalán es la lengua oficial de este país.
Buen artículo Jose... yo también compruebo día a día en el extrangero lo cerrados que somos para aprender lenguas foráneas, en mi opinión muy ombliguistas, y con ese miedo infundado de que van a desaparecer nuestras lenguas. A mi me suena al Ramoncín amenazando de que la música va a desaparecer.
ResponderEliminarMuchas similitudes en mi país con lo que cuentas: por ejemplo aquí los adolescentes dominan un nivelazo de inglés altísimo también. Y lo de las series y las pelis jajaja. Tras 5 meses vi la tele letona (q no tengo en casa ni falta que me hace) y me quedé alucinado con los doblajes xD
Un saludo desde el norte y enhorabuena por el blog.
Ramón.
eres un artista!!
ResponderEliminarMe ha encantado!!!!!
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ResponderEliminarLo del nivel de inglés en Europa es un hecho tan cierto como lamentable para nuestro país. Lo cierto es que abusando de programas tipo "Sálvame", "Mira quién baila", "no sé qué de la noria" y "anarrosadas" varias, es complicado sacar alguna ventaja de la efectiva técnica de subtitular...
ResponderEliminarPor otro lado, alabar el éxito de las series españolas en el extranjero. Aquí, en Finlandia, son adictos a "Cuéntame" y, sobre todo, a "Los Serrano", con ésta alucinan y se descojonan tan sólo escucharla nombrar. Es extraordinariamente incomprensible saber cómo entienden nuestro humor. Puede ser que el subtítulo tenga más ventajas, aparte de la obvia.
Por cierto, aunque yo no soy partidaria del doblaje, hay que admitir que España es puntero en eso de "robar la voz", ejem...
Buena entrada, sí señor.