Perdonad si hoy no vengo documentado. Tampoco lo estaba cuando aquel viernes 2 de Abril llegamos a este sitio. Sólo pretendo mostrar, en imágenes, las impresiones y las sensaciones durante mi visita, junto a Juan y Alejandro, a este majestuoso lugar.
Sean bienvenidos/as al monumento de Бузлуджа:
En teoría, Бузлуджа es sólo esta montaña. Situada en la parte central de la cordillera de Stara Pranina, en todo el corazón de Bulgaria, Бузлуджа se eleva hasta 1441 metros sobre el nivel del mar.
Aunque había una carretera que nos hubiera llevado hasta la misma cima, estas escaleras nos invitaron a subir a pie hasta el monumento de Бузлуджа, que no es otro que aquella torre futurista junto a un no menos extravagante edificio circular.
¿Lo habéis adivinado? Sí: se trata de un edificio construído durante los años del Régimen Comunista en Bulgaria. En concreto, el monumento de Бузлуджа fue levantado en 1981 en honor al Congreso del mismo nombre celebrado 90 años antes.
Vista general del edificio: parece un platillo volante junto a su torre de control.
Llegamos hasta los pies del monumento: empezamos a comprobar cómo la ira del pueblo se ha cebado (y sigue cebándose) con el inmueble.
Detalle de la estrella roja.
Vista de Stara Pranina desde Бузлуджа
Entrada principal al monumento de Бузлуджа. A la izquierda y a la derecha se puede leer la letra de "La Internacional". En el centro, sobre la puerta principal, un mensaje post-1989: "olvida tu pasado".
Juan y Alejandro, frente al monumento de Бузлуджа.
Sesión fotográfica junto a la sellada puerta del edificio. Minutos más tarde, al doblar la esquina, Juan nos avisa de un agujero en la pared: "¡chicos! ¡aquí hay una entrada!".
Dudamos un poco, pero finalmente accedemos al interior del edificio. El suelo está congelado, todo está muy oscuro: una pintada en la pared nos advierte de que no se puede subir. Llegamos a temer por nuestra integridad física.
La clara de luz en la parte central derecha es el hueco por el que accedimos. Juan sube escalera arriba. Pensábamos que no iba a ver mucho más que oscuridad, humedad y desorden. Pero al llegar a la planta superior, Juan exclama varias veces la misma palabra: "¡Hostia! ¡hostia! ¡hostia! ...".
Subo las escaleras sabiendo "que lo voy a flipar". Antes de coronar mi ascenso, me detengo para inmortalizar el momento.
No es una pose: mis ojos no dan abasto.
Detalle del logo comunista en el techo.
Como en una película de la Segunda Guerra Mundial. Así me sentí en la planta alta de Бузлуджа. Aquí debieron celebrarse reuniones y congresos.
Los mosaicos y las esculturas fueron creadas por importantes artistas de aquel tiempo.
Detalle de uno de los mosaicos.
Atento y atónito al mismo tiempo, sigo observando.
Debe ser que no puedo evitar ser español, pero mi comparación fue inmediata: parece una plaza de toros.
Engels, Marx y Lenin: piedras angulares del ideario comunista.
Restos de la moqueta que, presumiblemente, cubrían tanto suelo como techo. El color es rojo. No podría ser otro.
La ira del pueblo búlgaro destruyó pieza a pieza este rostro. No pongo en pie si se trata o no de Todor Zhivkov, el último Jefe de Estado búlgaro.
Salimos al corredor exterior de esta especie de "OVNI".
Vistas desde el interior del monumento de Бузлуджа.
Observando más mosaicos.
Una familia.
Un soldado rojo y un niño.
Es hora de partir, pero no puedo evitar asomarme una vez más a la sala principal. Me preguntaba cómo sería durante los años del Régimen. Internet (cómo no) me dio una respuesta:
Y esto fue Бузлуджа. Una pieza más de la historia búlgara situada a pocos kilómetros del monumento de Shipka (en honor a la victoria ante los turcos durante la batalla de 1868), y no menos cerca de las tumbas de los reyes tracios (civilización milenaria que, hasta el siglo III a. de C., ocupó buena parte del centro-este europeo).
Pese a todo, Бузлуджа es un lugar que no aparece en las guías turísticas de Bulgaria. Por esto, y por mucho más, me siento afortunado de haber estado dentro del él. Dentro de la historia reciente de Bulgaria.
Se me habían escapado tus últimas entradas...
ResponderEliminar¡Impresionante! Sin duda, lo apunto para el día que pise tierras búlgaras. Lo meramente turístico mola, pero seguro que no tanto. Las fotos buenísimas, un regalo.